El equipo en ciclismo
Una noción que escapa a buena parte del público en general no especializado en ciclismo, es que se trata de un deporte de equipo. Si bien determinadas figuras destacan por encima del resto y cuentan con un lugar privilegiado en el circuito mundial, la planificación de cada competencia y de la plantilla de competidores se realiza teniendo en cuenta garantizar el mejor resultado general para el conjunto.
En ese sentido, la selección de los representantes de cada etapa se relaciona con su capacidad para afrontar diferentes tipos de terrenos: llanos, en elevación o en descenso, entre otros. También es muy necesaria la figura del velocista, el ciclista que tiene la capacidad de desarrollar grandes velocidades en distancias cortas, para asegurar una buena posición para el equipo en los momentos decisivos de cada trayecto del recorrido.
Entre otras de las funciones que un competidor puede llevar adelante durante una competencia, se encuentra la de contrarrelojista, que es el encargado de mantener la velocidad durante grandes distancias a fin de asegurar un tiempo lo más bajo posible para la etapa. Las tareas complementarias como proteger a los corredores de los rivales y el transporte de alimentos y comida es realizada por otros ciclistas, que forman también parte importante del equipo. Finalmente, los capitanes son los ciclistas más experimentados de cada conjunto, y los que deciden la estrategia durante el desarrollo de la competencia. Su amplio conocimiento del terreno y de la dinámica de la carrera los convierte en piezas fundamentales.
La función de Carlos Verona dentro del equipo Orica-Scott (Mitchelton-Scott a partir de la temporada 2018) es la de corredor en carretera. Su principal aporte es el de la resistencia y velocidad en terreno en elevación, por lo que generalmente es asignado a este tipo de etapas a fin de obtener el mejor resultado posible para el conjunto.